viernes, 29 de mayo de 2020

Motricidad fina: Construyendo la GRAFOMOTRICIDAD

El ejercicio de la grafomotricidad, como parte de la psicomotricidad infantil, comienza mucho antes de que el niño aprenda a escribir. De esta manera, se previenen anomalías que pueden surgir posteriormente como la mala prensión del lápiz o los giros invertidos.

La grafomotricidad hace referencia al movimiento que debe hacer la mano para cumplir con determinada actividad, es decir, el movimiento que el niño hace cuando escribe o dibuja.

Al principio, el pequeño hace garabatos y dibujos libres para, después, ir introduciendo progresivamente pautas y trazos dirigidos (estos son los típicos ejercicios de unir con puntos trazando líneas, círculos, flores…).A partir de los tres años habrá que ayudarle a adquirir las destrezas necesarias para enfrentar el aprendizaje de las letras. El colegio se va a ocupar de ello, pero los padres también podemos colaborar.

¿Que podemos hacer para desarrollarla?

Entrenar la grafomotricidad no implica únicamente pintar y colorear, sino que también contribuyen a mejorarla todas aquellas actividades que requieren de cierto nivel de motricidad fina.

Cosas como atar lazos, juegos de construcción, plastilina, realizar dobleces, recortar con tijeras o incluso el lanzamiento de objetos permiten mejorar la coordinación oculomanual.

Si al niño le gusta, también el hecho de tocar un instrumento musical resulta de utilidad. Otros juegos como seguir un ritmo musical con palmas, el juego simbólico y de roles y la imitación de personas, animales y objetos (por ejemplo el juego de las películas suele ser útil y a la par divertido) también permiten mejorar la habilidad manual y con ello potenciar la grafomotricidad.

Algunos de los ejercicios recomendados son los siguientes:

Actividades para el desarrollo de la destreza de las manos:

1. Tocar palmas libremente y después ir dando palmas a un ritmo determinado, aumentando tanto velocidad como ritmo progresivamente.

2. Llevar un objeto en equilibrio en la palma de la mano durante un recorrido. Este ejercicio sería conveniente que se repitiese dos veces, una por cada mano.


3. Realizar trazos libres sobre la arena y/o sobre el agua.

4. Realizar movimientos con las manos en diferentes direcciones: de arriba abajo, de izquierda a derecha y en movimiento circular.

5. Simular con las manos movimientos de objetos como las aspas de un molino.


6. Abrir y cerrar las manos. Primero simultáneamente y, posteriormente, intercalando las manos, aumentando la velocidad de ejecución progresivamente.

Actividades para el desarrollo de la destreza de los dedos:

1. Abrir y cerrar  los dedos de la mano. En un primer lugar simultáneamente para después ir intercalando las manos mientras se aumenta la velocidad y el ritmo.

2. Juntar y separar los dedos de la mano.

3. Tocar cada dedo con el pulgar de la mano correspondiente, aumentando poco a poco la velocidad y el ritmo.

4. Simular con los dedos el uso de instrumentos como la guitarra, la flauta, un tambor...

5. Con los puños cerrados ir sacando los dedos de uno en uno.

6. Con las manos encima de la mesa, levantar los dedos uno detrás de otro.

Para desarrollar la coordinación viso-manual hay que motivar al niño para:

1. Abrochar y desabrochar botones, atar y desatar zapatos, lazos...

2. Encajar y desencajar objetos.

3. Manipular objetos de pequeñas dimensiones como legumbres tales como lentejas o judías o garbanzos.

4. Pasar las hojas de un libro.

5. Barajar y repartir cartas.

6. Rasgar y recortar con los dedos y también con las tijeras.

¿Y ahora?

Una vez el niño haya trabajado y desarrollado la destreza de manos, dedos y la coordinación viso-manual podremos empezar el aprendizaje de la grafomotricidad mediante el desarrollo de los trazos.

Para ello podéis empezar a inspiraros en distintos ejercicios como los que encontraréis en el siguiente enlace: Ejercicios de grafomotricidad

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