lunes, 23 de marzo de 2020

LLEGÓ LA PRIMAVERA


Un cuento y una rima para primavera


Acaba de llegar la primavera y por ello quiero compartir hoy con todos vosotros una rima y un cuento de Tamara Chubarovsky, pedagoga Waldorf y terapeuta del lenguaje. Ambos tienen como protagonista a la liebre. Un animal que en esta época no sería raro cruzarse por el camino.

Además justo ahora en el que vemos gestos de solidaridad por todos los sitios, este animal resulta adecuado trabajarlo con niños más que nunca.

La liebre es símbolo de generosidad y bondad, por tener la característica de sacrificarse por sus compañeras. Cuando un cazador persigue una liebre, otra, si ve a su compañera cansada, la releva, despistando al cazador.

Con los niños de infantil recomiendo no teorizar sobre el tema. La propia imagen del cuento hará el efecto deseado en el interior del niño sin necesidad de añadir ningún tipo de moraleja. Los niños se alegrarán si les contamos el cuento y hacemos la rima durante varias semanas.

Rima para primavera “Las liebrecitas”

Dos liebrecitas muy dormiditas

en una madriguera,

en la primavera.

Asoman sus cabezas,

mueven sus orejas,

saltan, saltan por el monte,

y a la noche se esconden.



Cuento “La liebre y la zanahoria”

Cuento para narrar, representar en teatrillo de mesa o en teatro con niños. Basado en un cuento popular chino.


La liebre saltaba contenta por la hierba. Dos zanahorias encontró, pero sólo una se comió. La buena liebre pensó:

—Seguro mi amigo el cervatillo no tiene nada de comer, iré a su casa y la zanahoria le llevaré.

Corre, corre liebrecita no te vayas a enfriar, a la casa del cervatillo muy prontito has de llegar.

—¡Toc!, ¡toc! ¡Cervatillo, cervatillo, abre el portoncito!

Pero el cervatillo no contestó y la liebre a su casa volvió. El cervatillo no estaba, porque se había marchado a ver si encontraba algo de comer en los prados. Contento vuelve a casa con una calabaza. Ve la zanahoria y piensa:

—Tal vez mi amiga la zorra, no tiene nada de comer, iré a su casa y la zanahoria le llevaré.

Corre, corre cervatillo no te vayas a enfriar, a la casa de la zorra muy prontito has de llegar.

— ¡Toc!, ¡toc! ¡Zorrita, zorrita, abre la puertita!

Pero la zorra no contestó y el cervatillo a su casa volvió. La zorra no estaba, porque se había marchado a ver si encontraba algo de comer en los prados. Contenta vuelve a casa, con una calabaza. Ve la zanahoria y piensa:

—Tal vez mi amigo el jabalí no tiene nada de comer, iré a su casa y la zanahoria le llevaré.

Corre, corre la zorrita no se vaya a enfriar, que a la casa del jabalí muy prontito ha de llegar.

—-¡Toc!, ¡toc! ¡Jabalí! ¡Jabalí! ¡Sal de ahí! ¡Sal de ahí!

Pero el jabalí no contestó y la zorra a su casa volvió. El jabalí no estaba, porque se había marchado a ver si encontraba algo de comer en los prados. Contento vuelve a casa, con una calabaza. Ve la zanahoria y piensa:

—Tal vez mi amiga la liebre no tiene nada de comer, iré a su casa y la zanahoria le llevaré.

Corre, corre jabalí no te vayas a enfriar, que a la casa de la liebre muy prontito has de llegar.

—¡Toc, toc, liebrecita, liebrecita, abre la puertecita!

La liebre no abría, porque se había quedado profundamente dormida. El jabalí no la quiso despertar, dejó la zanahoria y se fue a casa a descansar. A la mañana siguiente la liebre se despertó y contenta exclamó:

—¡Qué sorpresa, qué sorpresa, la zanahoria otra vez en mi mesa!

¡Ahora sí me la comeré y a la madre tierra y a mis amigos agradeceré!

Y ñac, ñac, ñac, la zanahoria ya no está…


(Tamara Chubarovsky, “Cuentos para ver, oír y sentir”)

Para aquellos que se animen, os dejo un enlace para hacer una liebre de fieltro. Si no tenéis este material, probad con otro que tengáis en casa...

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