miércoles, 13 de noviembre de 2019

LIBRE, LIBRE QUIERO PINTAR

Emborronar libremente espacios grandes con las manos y los dedos untados en pintura, constituye una actividad de pre-escritura divertida con la que preparar a los niños para la etapa posterior.



El desarrollo de la grafomotricidad es un aspecto básico de la psicomotricidad infantil y es necesario potenciarla desde una edad temprana, ya que ayudará al niño a adquirir las destrezas motoras que servirán de base para el desarrollo futuro de la escritura.

Para aprender este tipo de habilidades los niños comienzan practicando mediante el trazo libre que les permite comprender y dominar el espacio y adquirir soltura con los utensilios básicos para, después, ir introduciendo progresivamente pautas y trazos dirigidos (estos son los típicos ejercicios de unir con puntos trazando líneas, círculos, flores…).

Cuando hablamos de los útiles que irán utilizando para desarrollar y perfeccionar los movimientos de mano y dedos se comienza con la manipulación de objetos más “gruesos” como las esponjas, las tizas o los pinceles gruesos para ir pasando progresivamente a las ceras, rotuladores... y por último a los lápices que son los útiles más finos.

En la grafomotricidad los ejercicios de movimientos son también importantes, así se potencia el desplazamiento correcto en el espacio gráfico: trazos de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo… esta simpleza irá evolucionando a los trazados oblicuos, bucles y así hasta llegar a adquirir la imagen motriz más compleja de las letras y, posteriormente, las palabras.

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